¿Cómo gestionar el talento humano a nivel global?
Con la internacionalización de los negocios surgen grandes retos para las compañías, especialmente el aprender a dirigir y gestionar en un entorno multicultural. Conoce de qué forma hacerlo y cómo las organizaciones pueden internacionalizar operaciones.
Esta experta además tiene una de las firmas de consultoría más respetadas de la región, desde la cual ha estado al frente de la creación y aplicación de metodologías relacionadas con competencias, en organizaciones de todo tipo y tamaño.
“Me he dedicado al tema de recursos humanos por 29 años. En los primeros años hice énfasis en selección y en los últimos 15 he buscado un enfoque más global de la gestión de recursos humanos y el trabajo en gestión por competencias. Profesionalmente he trabajado en consultoría todos y en el rol de dirigir consultoras por 20 años”, comenta la especialista.
Martha Allen, tiene títulos académicos en contaduría y administración de empresas, al tiempo que está por recibir su doctorado en Administración de empresas.
En esta primera parte de la entrevista, la experta conversó con gestiónhumana.com sobre la gestión por competencias y el impacto que ha tenido este modelo en empresas de América Latina.
Ficha técnica
Gestión por competencias
En este artículo encontrará:
Primera parte de la entrevista con Marta Alles, escritora y consultora experta en gestión por competencias.
Qué debe tener en cuenta cualquier empresa, antes de implementar el modelo.
Cómo se pueden definir las competencias.
¿Las competencias son para toda la empresa?
En los últimos años, usted ha logrado gran reconocimiento por sus libros en el tema de gestión por competencias, ¿Cómo construyó su plataforma conceptual en ese tema?
Como tantas otras cosas, creo a nivel personal y a nivel profesional, que las personas somos una mezcla de las cosas que vamos construyendo junto con las oportunidades que la vida nos presenta. Yo me encontré con el tema de gestión por competencias, en una primera instancia, a través de mis propios clientes. Empecé una investigación bibliográfica, de eso ya hace 15 años. En esa primera instancia encontré temas solamente en Estados Unidos, en libros que me tocaba traer por courrier (correo), porque aún no existía Internet.
La investigación partió de golpe. Me crucé con esto, lo descubrí y dije este es ‘el tema’, con esto yo me caso; como cuando uno se casa en la vida con ciertas cosas, entre ellas con el marido. Decidí que este sería el tema en el cual me dedicaría profesionalmente. A partir de ahí fue investigación, estudio y experiencia profesional. Lo que tiene la consultoría a diferencia de quien trabaja para una única organización es que permite conocer muchos clientes, algunos con los cuales se tiene la posibilidad de trabajar en infinidad de casos de empresa. Esto hace que uno conozca un universo muy grande que no llega a conocer cuando se trabaja en una única organización. Hay personas que han tenido la posibilidad de trabajar en organizaciones que son fantásticas, conocen un muy buen modelo, pero uno solo, y eso no alcanza, eso es pobre.
¿Por qué sus libros han tenido tanto éxito en América Latina? ¿Es quizá una consecuencia de que, como usted decía, es “el tema” en este momento?
Yo creo que es una mezcla de cosas. Hace alrededor de 10 años, el editor de mis libros me dijo: “Marta, a mi me interesa mucho lo que usted hace; pero me va a interesar más si lo hace no sólo para los argentinos, sino para los hispano parlantes. Los argentinos son 37 millones, los hispano parlantes son más de 400 millones. Ese es el verdadero mercado, hay que empezar a trabajar para esa gente”. Entonces, primer punto, no escribimos para Argentina, escribimos para los hispano parlantes en general. Segundo punto, gestión por competencias es una metodología que, aunque también es europea, se origina fundamentalmente en Estados Unidos, como un modelo en materia de management – y así se considera en Europa y en todos lados –. Por lo tanto, nuestro trabajo ha sido tomar el mismo modelo que se originó en Estados Unidos hace alrededor de 20 años, nutrirlo de todas las corrientes y a partir de eso “tropicalizarlo”.
Lo que hemos hecho es adaptar a la cultura latina un modelo que está pensado para la cultura sajona, sin que esto signifique estar a favor o en contra de ninguna de las dos culturas.
Justamente, en las vueltas que tiene la vida, he vendido mi trabajo en los Estados Unidos porque ellos también ahora están preocupados por lo latino. Al “tropicalizar” este modelo, ¿hay alguna forma de medir el nivel de adopción que tienen las empresas en América Latina? Esta tropicalización se hizo en los orígenes del proyecto. En este momento la metodología es propia y ahora estamos creando cosas directamente.
En cuanto al desarrollo del modelo en organizaciones de América Latina es muy interesante como tema y como respuesta. Muchos colegas piensan que este tipo de cosas está muy desarrollado en empresas extranjeras. Esto es cierto, pero parcialmente cierto. Las empresas norteamericanas que tienen sus filiales en los países de Latinoamérica tienen muchas veces los modelos trasplantados de sus casas matrices, sin haber elaborado alguna adaptación. Por ejemplo, empresas de Colombia que yo conozco tienen el modelo diseñado en la casa matriz y después tratan de aplicarlo a la cultura del país, de manera literal, sin haber hecho una adaptación. Esto no funciona. En cambio, las empresas de capitales nacionales, que han hecho sus modelos desde lo local, adaptan una herramienta que viene de Estados Unidos a lo local, esto significa que se están respetando los valores culturales que la empresa tiene de su propio país.
Si una organización tiene la intención de implementar un modelo de gestión por competencias, ¿por dónde usted recomienda empezar?, ¿qué subsistemas debe revisar?, ¿qué bases debe tener? Si uno va a revisar un modelo o si lo va a crear de cero debe partir por tener claro cuál es el plan estratégico de la organización y hacia dónde se proyecta dentro de 5 o 10 años. A partir de este análisis, la organización debe revisar las competencias que se tienen dentro del modelo o implementar unas nuevas y asegurarse que las elegidas son las que van a permitir que la organización alcance la misión que tiene para ese periodo de tiempo. En ese momento hay que ir a los subsistemas, hay que arrancar por la destitución de puestos, la asignación de competencias de puestos, y luego de esto se puede ir por selección, por desempeño y por supuesto que por desarrollo. En este sentido, un problema que encuentran las organizaciones antes de implementar este tipo de modelos es la definición de las competencias claves de la organización.
En ocasiones tienen una lista muy grande y no saben cuáles son las determinantes. ¿Cómo puede identificarlas claramente una empresa? Esto sucede porque las empresas en vez de empezar a revisar la lista de competencias de arriba para abajo, parten desde la mitad. Cuando se leen los diccionarios de competencias todas son interesantes, seguramente se querrían todas. Es algo así como cuando se va a comprar ropa y todos los trajes parecen lindos, pero hay uno o dos que son apropiados para la persona según su edad, estatura, peso, color de cabello o de ojos. Entonces, aunque todas las competencias son buenas, la organización no tiene que elegir las más atractivas, las más convenientes o las más fáciles de entender, sino aquellas que le van a permitir alcanzar la visión y el plan estratégico.
Ese es el punto de partida para definirlas. En algunos casos, se ven modelos con tres competencias básicas, por ejemplo: orientación al cliente, trabajo en equipo y negociación. Pero aunque pareciera ser que estas son las básicas por sentido común, e incluso se podría decir que todas las empresas necesitan esas tres competencias, vale la pena hacer la pregunta: ¿dónde están las competencias que hacen falta para cumplir la visión o el objetivo estratégico de esa empresa? La respuesta es que no están. Si se hace en función de los elementos que acabo de mencionar, el proceso de determinar las competencias es bastante simple.
En toda la empresa. Algunos especialistas consideran que la gestión por competencias es una moda. ¿Qué lectura tiene usted de estas afirmaciones? ¿Qué les recomienda a las empresas que no han implementado el modelo por este miedo? Respecto a quien dice que es una moda, aquí en Argentina estamos trabajando con este modelo hace aproximadamente 15 años. Incluso en otras partes ya viene desde antes.
Una moda no suele durar tanto tiempo.Respecto de lo que pienso profesionalmente, hasta ahora no he visto una mejor forma de trabajar si se está buscando lograr que todos quienes hacen parte de una organización trabajen en un objetivo común.Todas las organizaciones, ya sean con fines de lucro, sin fines de lucro, del gobierno o del ejército, tienen un objetivo. Hasta ahora nadie ha inventado ningún otro método –por más que han intentado cambiarle el nombre–, que permita que todos los que conforman la organización estén alineados en pro de éste.
No solamente no pienso que se trate de una moda, ya que hace muchísimos años que estamos trabajando en esto, sino que además no visualizo hasta el día de hoy otro método de trabajo que permita lograr el objetivo de la organización. Las competencias tienen que incluir a toda la organización. Sin embargo, muchas empresas solamente trabajan en algunos cargos clave o que ellos consideran importantes, ¿Cuál es su opinión sobre éste dilema? Como plan de largo plazo es un grave error. Pero si es un plan de corto plazo, es decir, si se tiene que empezar por algún lado, está bien si se quiere comenzar por los gerentes y seguir con los demás. O empiezo por el área de ventas y luego sigo con el de administración.
Esa es una implementación en etapas y puede hacerse porque no se tiene tiempo, recursos o lo que fuera para hacerlo más largo o más amplio. Pero en definitiva, esto es un grave error porque en las organizaciones no hay puestos más o menos importantes. Todos los puestos son importantes. Una organización necesita presidente, gerente de mercadeo, gerente administrativo y necesita a la persona que hace el paquete para despachar el producto, cualquiera que sea el que la organización venda.
Cuando una organización quiere alcanzar realmente el objetivo estratégico y quiere alcanzar esa visión necesita que todos los que la integran estén alineados en el modelo de competencia. Es cierto que las naturalezas diversas de las funciones y de los cargos no llevan a categorizar las competencias de manera diferente. Pero no todos los roles son iguales. En ese sentido, ¿Cómo orientar la precisión sobre las competencias genéricas y específicas según familias de cargos? Un error generalizado es tener las competencias atadas a roles. En esto también incurren los que implantan los sistemas, porque se puede decir que ciertas competencias en sus niveles altos son más relacionables con los altos directivos, y los niveles más bajos o grados más bajos están más asignados a los puestos más bajos, pero eso tampoco es una asignación así de lineal.
El primer punto es que las competencias no se atan de manera lineal a los roles. Al hacer el modelo, cuando se está hablando de la importancia que tiene un ejecutivo y de la importancia que tiene un puesto de menor nivel, se deben definir cuales son las competencias que nosotros llamamos cardinales, es decir, las que debe tener toda la organización, dependiendo de cuál sea el tipo de negocio que se desarrolle.
Voy a poner un ejemplo: supongamos que estamos haciendo el modelo para una organización que brinda servicios de cardiología de alta complejidad. Todas las personas que llegan ahí tienen problemas de corazón de suma gravedad. Esta organización decide poner como competencia cardinal, es decir para toda su organización, la calidad de trabajo. Entonces alguien podría decir en primera instancia: “yo quiero que la competencia calidad de trabajo la tenga el cirujano, que es quien va a hacer las cirugías de alta complejidad”. Yo le diría que eso es un error. Por supuesto que debe tenerla el cirujano, pero además todos los que acompañan al cirujano, así como también las personas de la vigilancia, porque es el primer control. La primera persona que pasa el enfermo cuando está llegando es el vigilante, el segundo la recepcionista y después el enfermero, o el del cargo que sea.
Si toda esa escala de empleados de menor nivel no tienen la competencia de calidad de trabajo, a lo mejor en el camino el paciente no llegue al cirujano. Entonces en algún grado, todas las personas deben tener las competencias cardinales.
Si una organización tiene competencias corporativas (o cardinales), que están concebidas para todos los integrantes de la organización, y además tiene competencias gerenciales, por ejemplo de pensamiento estratégico, ¿ cómo debe enfrentar el tema de desarrollo de carrera para llevar a fortalecer la competencia de pensamiento estratégico? La metodología para el desarrollo de competencias tiene tres caminos. El primero es el autodesarrollo, que se hace a través de las que nosotros denominamos Guías de Desarrollo, hay guías para dentro y fuera del trabajo.
Estas últimas son en las que nosotros más enfatizamos por ser las más importantes para el desarrollo de competencias. Eso vienen los estándares dentro del trabajo.
El segundo camino es el coaching, que puede ser de muchas maneras. Nosotros enfatizamos en algo que se llama el jefe como coach, desarrollando las competencias de las personas.
Y la tercera vía es el codesarrollo para el que se ofrecen dos maneras: el codesarrollo a través de actividades presenciales, a las que va el equipo consultor y da actividades de formación para el desarrollo de competencias, y el codesarrollo que se entrega como un producto formador de formadores, que estamos vendiendo en países alejados de Argentina.
Con esta opción se le enseña a la gente de recursos humanos para que sea ella quien dicte o imparta actividades de formación para el desarrollo de competencias. Por ejemplo, en el caso de la competencia pensamiento estratégico, se puede desarrollar por las tres grandes vías que acabo de mencionar. Esto también aplica para las competencias de liderazgo, trabajo en equipo, negociación o cualquier otra. Ahora bien, cuando una empresa dice “yo estoy muy preocupado por el desarrollo de competencias, ¿qué tengo que hacer?”; le voy a decir haga las tres cosas al mismo tiempo. Si alguien me dice “no estamos muy preocupados, queremos ir lentamente”, pues bueno, le voy a sugerir que elija una de ellas para ir lentamente. Si hay que elegir una sola, le decimos que elija la guía de desarrollo fuera del trabajo, porque estas guías se ponen en la intranet, y a partir de que se empiezan a compartir, ya empieza a generar una acción positiva en toda la gente.
Una dificultad metodológica es la ‘operacionalización’ de las competencias sobre conductas e indicadores de resultados. ¿Qué recomendación haría usted para facilitar este método? Bueno, nosotros tenemos dos instancias: por un lado definimos las competencias, que podemos llamarlas capacidades, y después el diccionario de comportamientos. Esto asegura la calidad técnica de lo que se está haciendo. Ahora bien, el instrumento que se usa para seleccionar, evaluar el desempeño, evaluar competencias, para planes de sucesión, o lo que necesite, siempre es a través de los comportamientos o las conductas observables. Los comportamientos deben ser eso justamente, cosas que yo puedo observar en otras personas para medir las competencias. Entonces un modelo de competencias, debe tener dos diccionarios: el diccionario de competencias y el diccionario de comportamientos.